Gestión remota y rendimiento

Gestión remota y rendimiento
Artículo nov 07, 2022 3 minutos
PerformanSe X Arnaud Trenvouez

El desarrollo de modelos de gestión híbridos tiende a hacer evolucionar la función hacia una gestión cada vez más a distancia de equipos que se han vuelto en gran parte virtuales. Los equipos se reúnen con menos frecuencia, cada vez están menos tiempo juntos en el mismo lugar y a veces se comunican por vídeo o correo electrónico... ¡incluso cuando están en el mismo sitio! Así pues, la época en la que un equipo se definía por una unidad de tiempo y lugar, en permanente proximidad física, parece en gran medida superada. Por tanto, es legítimo preguntarse cuál es la mejor manera de aprovechar estos nuevos modos en términos de rendimiento...

Para ello, hemos planteado 5 preguntas a Arnaud Trenvouez, director de programas de I+D en PerformanSe.

Una vieja pregunta... ¡para una nueva realidad!

La gestión remota no es un producto de COVID 19. El movimiento hacia el teletrabajo parcial generalizado había comenzado mucho antes, especialmente en las grandes organizaciones, y existen artículos bien documentados sobre el tema en Internet desde al menos 2005.

La pregunta -en realidad- ¡es probablemente tan antigua como la gestión! Ya fueran los ejércitos de Julio César, los obispos de las provincias o la gestión de los imperios coloniales en una época en la que sólo el barco unía continentes, las grandes organizaciones internacionales siempre han necesitado una gestión a distancia y han sabido organizarla. Pero hasta ahora ha sido limitada, generalmente elegida, reservada a los equipos más móviles y motivados. Ahora se ha hecho casi universal y se ha impuesto muy rápidamente, incluso en las funciones más sencillas y en los equipos menos inclinados...

Distancia y rendimiento: ¿qué impacto tienen?

Por ello, la cuestión del impacto de la distancia en el rendimiento de los equipos es cada vez más crucial para el directivo. Sin embargo, la relación directa entre distancia y rendimiento no es tan fácil de establecer en la realidad. Los estudios disponibles son, cuando menos, matizados e incluso contradictorios. No existe una superioridad explícita de un modelo sobre otro, ya que el análisis difiere según los criterios utilizados. Los modos a distancia permiten así una comunicación más frecuente, con un contenido más amplio y una difusión más rápida y generalizada, por no hablar de las ventajas para todos en términos de tiempo de transporte, disponibilidad real y concentración. Aunque los modos presenciales siguen siendo esenciales para crear juntos. Los equipos orientados a las tareas pueden ser fácilmente más eficaces a distancia, los equipos orientados a las relaciones, por el contrario. Lo que hago solo en mi ordenador lo puedo hacer en casa, pero no lo que creo en grupo. Siempre que exista la confianza necesaria, por supuesto...

¿La confianza como factor clave del éxito?

La confianza es siempre esencial en la gestión, pero se vuelve aún más crucial a distancia. Porque los elementos más directos y evidentes de tranquilidad han desaparecido. ¿Cómo puedo confiar en lo que ya no puedo ver? ¿Cómo puedo saber lo que hace la otra persona si no sé dónde está? Cualquier colaboración a distancia requiere, por tanto, más autonomía para cada persona, una delegación explícita y confianza mutua. Pero la confianza no se decreta, ni se improvisa... ¡hay que comunicarla!

Proximidad, familiaridad, continuidad

De ahí la importancia de utilizar el tiempo juntos para crear / recrear marcos de referencia comunes. Cuanto más conozco a la otra persona, cuanto más acostumbrado estoy a trabajar con ella, cuanto más compartimos un lenguaje común, más fácil nos resulta interactuar... incluso a distancia. Para trabajar bien juntos, hay que comunicarse bien. Así que también tienen que conocerse bien...

Comuníquese, ¡una y otra vez!

En cualquier caso, la comunicación consciente y construida en equipo resultará tanto más importante cuanto que hoy en día hay menos espacio para los intercambios informales. Tendrá que adaptarse a condiciones más exigentes, hacer visible lo que ya no lo es, recrear vínculos allí donde se hayan distorsionado y garantizar que el aislamiento no perjudique la salud de los individuos ni el rendimiento de los grupos.

Y porque más allá del rendimiento a corto plazo, existe una cuestión clave de affectio societatis global. Si no tenemos cuidado, la generalización del teletrabajo podría ser la puerta a una creciente desafección de los empleados, especialmente de los más jóvenes, y a una mayor desvinculación de las organizaciones...

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