El éxito se basa en la capacidad de la organización para aumentar la confianza de los empleados en sí mismos y en sus competencias a través de una perspectiva realista. El objetivo es estimular su iniciativa y equiparlos para que se adapten con éxito a las fases de cambio. Concretamente, se trata de recrear o reforzar el vínculo de confianza con sus empleados para tomar decisiones fundamentadas y justas y de proyectarse de manera positiva con ellos hacia un futuro.
La confianza no es algo que se pueda decretar, sino algo que se construye: se nutre del conocimiento y la comprensión mutua del empleador y el empleado con respecto a sus respectivas expectativas. Tomarse el tiempo necesario para identificar claramente las expectativas y para conocer bien a su empleado, sobre la base de un apoyo de mediación objetiva (una prueba o test), le permitirá establecer claramente el marco de su empleabilidad.